Monday, December 26, 2011

El Monacato Cenobítico

[pro-Ortodoxia] El prototipo por excelencia del Monje Cenobita es San Pacomio. El primer Cenobio (del griego: vida en común) fue fundado por San Pacomio en el Sur de Egipto, alrededor del los años 315 al 320. San Basilio (329-379), quién sentía cierto rechazo por la vida eremítica y la austeridad desmedida de los monjes egipcios, decidió estudiar las tres formas de monacato existentes en su época, finalmente se inclinó por el ideal cenobítico de San Pacomio, no sin antes realizarle algunas modificaciones. El monacato de corte “basiliano” tuvo desde sus orígenes un carácter absolutamente cenobítico, avanzando mucho mas allá de lo establecido por el propio San Pacomio, puesto que en el sistema “pacomiano” los monjes residían en diferentes casas, sin contar con un recinto monástico, también comían por separado y solo se reunían en la iglesia para los grandes servicios.

San Teodoro el Studita. (s.VIII) El ideal basiliano fue modificado por San Teodoro el Studita hacia finales del siglo VIII, y es este tipo de monacato el que precisamente prevalece dentro del Monte Athos así como también dentro del seno de las Iglesias Ortodoxas, ya sean de origen helénico o eslavo; sin embargo la forma más primitiva del monacato (el de corte “antoniano”) aún se conserva dentro de las Iglesias Bizantinas. Cabe aclarar que si bien desde los tiempos de San Teodoro, el monacato helénico y eslavo ha experimentado pocos cambios, el trabajo duro y las tareas de caridad fueron desapareciendo paulatinamente de la vida monástica, no así en cambio el trabajo intelectual. Debemos mencionar que en la actualidad, en especial dentro de las Iglesias Ortodoxas eslavas, hay una mayor inclinación por parte de algunos monasterios hacia algunas actividades de tipo social.





San Teodoro el Studita


San Gerásimo. (+475) La unión de la vida eremítica o semi-eremítica con la cenobítica bajo una misma regla y un mismo Higúmeno (lo cual constituye hasta la actualidad un rasgo distintivo del monacato bizantino), se debió en primera instancia a San Gerásimo, el cual fue Higúmeno de una Skita situada en las márgenes del río Jordán, a poca distancia de Jericó. Su Cenobium fue una suerte de escuela de entrenamiento para anacoretas (del Gr. “retirados del mundo”), en aquel lugar vivieron un mínimo de setenta monjes bajo su regla, los cuales debían permanecer dos días en la semana en el Cenobium, y los cinco días restantes en la reclusión y silencio propias de la vida eremítica. En el Cenobium también residían los aspirantes a la vida monástica y los monjes de poca experiencia. La co-existencia de monjes eremitas y cenobitas bajo una misma regla y un mismo higúmeno en el Monte Athos, puede rastrearse hasta los días de San Atanasios el Lavriota (Siglo X), el cual fundó en el año 964 o 968 la “Gran Lavra”, dónde aún reposan sus reliquias.


San Atanasios el Lavriota. (Siglo X) Así como lo hizo San Gerásimo en el siglo V, San Atanasios el Lavriota, no permitió a sus monjes retirarse a una vida de soledad sin antes someterse a un entrenamiento espiritual y ascético dentro del marco del Cenobium. Nadie estaba autorizado a abrazar la vida eremítica sin haber pasado por la experiencia de vida cenobítica. San Atanasios el Lavriota trazó su ideal monástico a partir de las experiencias de sus predecesores en la vida monástica, sobre todo de San Teodoro el Studita, sin embargo él dio a su regla una forma original, la cual fue en general adoptada en el Monte Athos y desde allí se esparciría a todo el monacato bizantino, ya sea de origen helénico o eslavo. San Atanasios fue nombrado Protos o Superior de los cincuenta y ocho cenobios que existían en aquel momento sobre la península del Monte Athos. San Teodoro concluyó el ideal basiliano de la “vida en común” sin hacer distinción para los monjes de ideales eremíticos o semi-eremíticos, sin embargo cuando San Atanasios el Lavriota llegó al Monte Athos, encontró que los ideales del monacato “antoniano” eran los predominantes en la Santa Montaña, los cuales retenían en sí ambas formas de vida monástica: la eremítica o semi-eremítica junto a la cenobítica, siguiendo el ejemplo de San Gerásimos. Cómo bien podemos ver, es así que sucedió que los ideales monásticos de cuño netamente “antoniano” que tanto rechazó San Basilio, así como los ideales “pacomianos” en sus versiones introducidas por el propio San Basilio y más tarde por San Teodoro el Studita; gozan hoy en día de igual estima dentro del gran movimiento monástico ortodoxo bizantino. Es importante destacar, sobre todo para nuestros lectores occidentales, que los monjes ortodoxos no siguieron con exclusividad las llamadas reglas de San Basilio; y aquellos monjes que sí la siguieron no se autodenominan “monjes basilianos”, sino que se consideran simplemente monjes, a diferencia de los seguidores de la regla de San Benito en Occidente, los cuales se diferencian claramente del resto del monacato occidental, autodenominándose como “monjes benedictinos”.

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